Lo otro
Marilonian Youth
martes, 18 de octubre de 2016
jueves, 21 de julio de 2016
Una mirada introspectiva de la locura
Una mirada introspectiva de la locura
Todo comienza en las hornallas intestinas de una mañana común a todas. Si era invierno o primavera no importa, lo importante es la sensación. Y esa es una constante. La pulsión de mierda, así lo debiera llamar el psicoanálisis, porque es tal la fuerza que brota endógena e indómita. Deshechos intolerantes de sociedad.
-Si son o no, desperdicios procesados por mi entelequia atrofiada, no lo sé- me lo recalco todo el tiempo.
Esta constancia de ser un desalineado la llevo siempre en mi bolsillo,
¡o que me chupe la existencia y me devore las fuerzas de producción, si no desvarío todo el tiempo, si no salgo y compro la oferta en el almacén!.
Lo hago por impulso o por la sensación de estar viviendo enérgicamente una vida plena. Busco la vida en lo común de estas locuras. Como el día que pagué la última cuota de un par de zapatillas, y alcancé un goce interno, paz interior, o iluminación.
Me siento realizado. No necesito nada en el mundo más que mi televisión de cuarenta y cinco pulgadas, pantalla cóncava de alta definición. Allí me observo, cada día ruinoso, en las crónicas matutinas. Pienso en la miserable existencia de los excluidos, y me regocijo con las imágenes, pues valoro lo que tengo.
Tengo una vida, un sofá cama, un lavarropas, un colchón sucio con sueños de grandeza, una cocina olvidada, y un placar lleno de moda. Todo lo compré, todo lo gané, todo como un amalgama de plácer. Comprar es lo más sano, mi medicina diaria. Es por eso, que compro y compro, en especial moda. Lo viejo no lo reciclo, y mi personalidad se renueva cada vez que visito la ciudad.
Hoy me visto con la ropa de un tiempo que me representa, el ahora de la vidriera de esta tienda que me ilumina. Siento empatía con unos jeans, que me abrazan con miradas lastimosas, y en mi pecho invade el desamparo. El contacto directo con la belleza, me estrangula de ansiedad.
Entonces pienso, Soy un ser desahuciado, eyectado sobre la calle. Necesito un abrazo de comprador. Por eso me impuse una rigurosa moral altruista, porque tengo respeto por los diseñadores, y es mi deber asistirlos, ayudar con sus labores de sastre a gran escala.
Nuevamente, la dicha con alta costura cubre mi cuerpo. Me incinero en azufre como Pompeya, y vuelo febrilmente, extasiado por la intensidad de mi día.
Mi corazón desacelera, al instante, y vuelvo a experimentar la pulsión de mierda, la ansiedad. Hay tantos locales como estados de animo. Ahora me siento triste, necesito revisar el costo de venta de algún animal. Necesito una mascota, un objeto viviente que me transmita humanidad.
Encuentro una tienda, y observo un pequeño caniche, ruidoso, blanco y hermoso. Pequeño estampado de ironías. El pobre piensa que asusta con sus alaridos, es vergonzoso. Me da ternura. Es un reflejo de mi subjetividad que está ladrando, sufriendo de vergüenza.
Pienso, de donde proviene esta sensación de vergüenza. Ahora, recuerdo, tengo que pagar el curso de ayuda espiritual. No tengo dinero, eso me angustia.
Necesito un viaje y un crédito, para liberar mis cadenas. Ay mis intestinas ambiciones:
Me gustaría trabajar más para tener más felicidad.
Me
arde el colón y los intestinos.
Necesito
bajarme no puedo seguir el ritmo de este colectivo.
Para
cuando el amor eterno y las fiestas navideñas, los budines, la
comida en familia.
Necesito
un baño
Necesito
una hamburguesas, una gaseosa y un helado
no
puedo respirar, se me agita el pecho, me duele existir; ¿que es
eso?, ¿que me pasa?, ¿por qué a mí?, ¿para que estoy si no sirvo
para nada?.
Me calmo
Que linda tienda, voy a comprar un revolver o
un cuchillo.
SON ELLOS O YO.
Daniel Burkett.
lunes, 11 de abril de 2016
níspero II
Níspero desterrado
El cadáver literario de un siglo muerto
Traza sobre mi cuerpo caminos
insondables;
En este barullo indeterminado
Soy un cuerpo de ideas, de monte y yerbatales.
Sé que soy un Níspero-desterrado,
Hijo guacho de la industrialización,
Huérfano de selva y leyendas,
Me han quitado la emoción:
De vivir de la roja tierra.
D. Burkett
martes, 5 de enero de 2016
Nísperisiendo
nísperisiendo
“Como no se pierde
tiempo ni se lo gana, porque somos parte de él, no existe escape posible”.
Eso escribí, algún
tiempo atrás, para sentir que la tortura me la pueden infligir mis pensamientos
y no ese mundo de signos que me rodea. Pese a estas caricias, que me consuelan
por un momento, nada es mío, ni siquiera mi lengua.
Es posible que ese
tiempo que soy, forme parte de un gran árbol de níspero porque siempre acudí a él
sobre cuestiones espirituales. Sea que el mundo y su gloriosa turbulencia estén
bajo el amparo de un eterno níspero barrial, yo
estoy-siendo-níspero-en-el-tiempo.
Y quizás el níspero no
cayera desamparado porque su propia voluntad lo renueva.
¡Ay si pudieras
nutrirte de aquél árbol de la vida,
serías pueblo, serías vida!
Y en cada cuadra,
dibujada desde el cielo, los nísperos seducen con sus miradas de niñx, de jóven, de adulto y anciano. Aquellos árboles de lejana procedencia, nos han unido, en
una constante de miradas y encuentros bajo el cielo grisáceo de este momento.
Hoy pienso, ¿que serían
las primaveras sin sus frutos soleados, sin los llamados que nutren el espacio
que habitamos? Mañanas, tardes, noches, todas ellas se componen de pedidos.
Pedidos que son remitidos al patio donde posa el frutal.
“Tarde-noche te
cantamos,
Somos el pueblo y te
adoramos
Níspero mío tarde o
temprano
Serás mi canto
Canto anhelado”
Este cantar conoce bien los deseos en mi sentir. No estoy sólo en este proyecto tirado de las ramas. Hay
muchos que están agarrados. Otros tantos que en la copa beben del sol. Otros
muchos desperdigados, eyectados, sobre el suelo diurno. En resumidas cuentas,
escribí sobre la caída de un ser barrio-níspero, junto con éste el devenir de un yo-níspero.
Pese a ello soy parte del
todo hundido, un todo-níspero, un todo-barrio, siendo parte del tiempo.
“Como no se pierde el níspero ni se lo gana, porque somos parte de él, no existe escape posible”.
D. Burkett
martes, 30 de junio de 2015
allá yo
allá yo/ acá vos
Desprenderte
invierno mio/
observarte en mi,
ciego de vos/
proyección
del dolor.
Pensarte/ sin
representación/
pintarte en
cuadros vacíos/ de
imágenes
que son vos.
Viajar / mi luna/
habitar la
intemperie/
ponderar la
liberación/
sublevación/ amor.
Corro hacía mi/
encontrándome en
vos/
desnudo en el alba/
apariencias de
sol.
Allí recuerdo soy/
aquí habito hoy/
presencia/ entidad/
partículas del
yo.
Fragmentos de
inviernos/
ser de las cosas que
habito/
llamado del viento/
presente
soy.
oscurecer la mirada/
sentirte aquí
dentro/
observarte sin
atavismo/
renovando el
encuentro.
Sujetar lo de
adentro/
anterioridad
acrítica/
actuación/
renovación/
allá yo/ acá
vos.
Daniel, Burkett
viernes, 26 de junio de 2015
Sentir
Sentir
Sentimientos
abundantes,
en el
pecho, un cometa,
que
extienden su meta,
a
causas pendientes.
Dependientes
del alma,
de la
voz que enuncia,
que a
tiempo renuncia,
al
legado del karma.
Sumando
confianza,
participa
de la historia,
por
antonomasia, la gloria,
se
percibe extensa.
Anónima
espera
en
tiempos de aquelarre,
libertad
bajo amarre,
cercana
a la hoguera.
Conjuro
mío,
epopeya
interna,
revuelta
que consterna
la
apacible Clío.
Daniel Burkett
sábado, 16 de mayo de 2015
Ella
ELLA
Ella sola, causalidad, en la avenida 7. Integraba a su corporeidad nebulosa, el hormiguero citadino. Siendo en parte fragmentos de un tiempo discontinuo, paseando diagonalmente, sin lamento en las palabras.
De inviernos, huellas quedaron, en sus veredas, coloreadas de azares y lunas de seda. Detrás de si, delante de si, en una toma cinematográfica inacabada, serafines uniformados, luces de comercios, pancartas y desamores.
La paridad, siendo, dos sintiéndose, en la atmósfera de la ciudad. Escombros de historias, sitios para reconstruirse, levantarse, dominarse, hacer con ello lo que nadie hizo con lo nuestro. Emergidos entre signos de preguntas de las personas encerradas sin ventanas ni balcón.
Así, moviendo lo inmóvil, se nace, impensadamente, en el cuerpo del sur. Levantada, en posición erguida mirando el horizonte interior, ella dispone su sentir andando hacia mi sublevado estar.
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