martes, 30 de junio de 2015

allá yo




allá yo/ acá vos







Desprenderte invierno mio/
observarte en mi,
ciego de vos/
proyección del dolor.



Pensarte/ sin representación/
pintarte en
cuadros vacíos/ de imágenes
que son vos.



Viajar / mi luna/
habitar la intemperie/
ponderar la liberación/
sublevación/ amor.



Corro hacía mi/
encontrándome en vos/
desnudo en el alba/
apariencias de sol.



Allí recuerdo soy/
aquí habito hoy/
presencia/ entidad/
partículas del yo.



Fragmentos de inviernos/
ser de las cosas que habito/
llamado del viento/
presente soy.



oscurecer la mirada/
sentirte aquí dentro/
observarte sin atavismo/
renovando el encuentro.



Sujetar lo de adentro/
anterioridad acrítica/
actuación/ renovación/
allá yo/ acá vos.


Daniel, Burkett











viernes, 26 de junio de 2015

Sentir


Sentir



Sentimientos abundantes,
en el pecho, un cometa,
que extienden su meta,
a causas pendientes.

Dependientes del alma,
de la voz que enuncia,
que a tiempo renuncia,
al legado del karma.

Sumando confianza,
participa de la historia,
por antonomasia, la gloria,
se percibe extensa.

Anónima espera
en tiempos de aquelarre,
libertad bajo amarre,
cercana a la hoguera.

Conjuro mío,
epopeya interna,
revuelta que consterna
la apacible Clío.



Daniel Burkett





sábado, 16 de mayo de 2015

Ella

ELLA 








Ella sola, causalidad, en la avenida 7. Integraba a su corporeidad nebulosa, el hormiguero citadino. Siendo en parte fragmentos de un tiempo discontinuo, paseando diagonalmente, sin lamento en las palabras.
De inviernos, huellas quedaron, en sus veredas, coloreadas de azares y lunas de seda. Detrás de si, delante de si, en una toma cinematográfica inacabada, serafines uniformados, luces de comercios, pancartas y desamores.
La paridad, siendo, dos sintiéndose, en la atmósfera de la ciudad. Escombros de historias, sitios para reconstruirse, levantarse, dominarse, hacer con ello lo que nadie hizo con lo nuestro. Emergidos entre  signos de preguntas de las personas encerradas sin ventanas ni balcón.
Así, moviendo lo inmóvil, se nace, impensadamente, en el cuerpo del sur. Levantada, en posición erguida mirando el horizonte interior, ella dispone su sentir andando hacia mi sublevado estar.











martes, 20 de enero de 2015

monstruosidad verbal descomunal





Monstruosidad verbal descomunal





Parafraseando subterfugios colectivos
solapando la vileza de los malhablados
como quijote pordiosero de los barrios
demuestro mi demostración:
monstruosidad verbal descomunal.

y que maneras mineras
de socavar la palabra,
con explosiones lingüísticas
en la preciosidad enterrada
dentro del territorio entretejido de las cosas.

Y si de cosas se trata,
la cosificación sustantiva
enseñada colectivamente
sirvió para servir,
y como no soy siervo no me sirvió.

Esas palabritas parloteadas
por los maestros de salón
lucen intocablemente inmortales,
se descosen en los labios inmutados
y se burlan de mis verbales.

Las palabras son lo que son,
las cosas son cosas,
pero describiendo la cosa
en idiomas distintos
subordinan el significante al significado.

El mundo se muestra perturbado
por millares de sentidos
y un conjunto de letras mártires
intenta recrear la experiencia
alejándose de las substancias escritas.

El travestismo de los términos
subvierte la experiencia vívida
en obsecuente anomalía,
y las señales se presentan
filtrada por el lápiz falocéntrico.

Lo inmediato mediado por la tinta
del lapicero observante
propiedad de la querella machista,
la percepción sojuzgada por las ideas
engaña la sensibilidad auto-afectada.

Engaños y palabras
engaños en las palabras,
palabras engañosas
designan el mundo y sus cosas
creando la estructura vital del habla.

El hablante subordinado al habla
antes del yo está la palabra
y antes del mundo ya existía el sentido,
entonces que hay si cambio las palabras
y el destino de lo vivido.

La gerusía decadente de las letras
impone con rigor sus pronunciamientos
mientras lo inmóvil se intenta designar,
y se aferran a la tinta indeleble
de los escritos que se pretenden inmutables.

Un quijote contra las palabras
objetivadas por el dominante,
se horroriza por el sustantivo fundante de la sumisión,
y de esta manera demuestra su demostración:
monstruosidad verbal descomunal.


Daniel Burkett