martes, 18 de octubre de 2016

Lo otro







Por lo que desaparece en plena luz del día,
en la calle, en el barrio y la ciudad,
eso que es parte del todo que somos,
un brazo mutilado de la historia,
un brazo particularizado, y un otro desmembrado.

Por lo que aflora en el patio del país
la sequía de la tierra y sus vísceras,
piden derramar sangre,
y como el legado ancestral lo indica
la virgen paga nuestra deuda.

Por la deuda que adquirimos,
un poco cara para saldar,
buscamos excusas y tomamos
el camino corto de la desdicha,
y por ese camino desaparecen.

Por allí se las oculta,
se las somete,
se las estrangula,
se las olvida.

Por quien olvida y anda,
y anda extraviado
en los vaivenes de la vida,
no mira, no piensa,
no rememora,
olvida.

Por el olvido y la ausencia,
nos perdemos de vista,
lo que en las tardes desaparecen,
y se parece a muchas tardes,
lo que en ellas acontece.

Por lo que se pierde
en imágenes cotidianas,
y que tan a menudo se ignoran,
pues de la nada,
mismísima nada, la violencia aflora.

Aparece algo,
desaparece lo otro,
lo olvidamos,
a un costo elevado,
y quien lo paga es lo otro.

Como si fuera un producto
de mercado, de almacén,
se lo filetea, se lo congela,
se lo oferta, se lo consume,
se lo depreda, se lo expolia.

Lo otro es la base del olvido,
de lo que todos saben,
pero ignoran escondiéndolo
en los recovecos más profundo
de la memoria colectiva.

Por ello alzo la voz,
para no olvidar,
para no callar,
para advertir,
que lo otro sos vos, 
mujer.













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